martes, 12 de septiembre de 2017

libro: Sangre fría

La entrada de hoy supone el debut de este autor en el blog, y espero que no sea la última debido al buen sabor de boca que me ha dejado el libro que he leído. Tras una trayectoria en la novela negra, este escritor decidió aventurarse dentro de la literatura zombi. Y el resultado no podía haber sido mejor, puesto que tiene todos los elementos necesarios de este género: grandes dosis de acción y violencia, sangre y vísceras. Pero además decide incluir grandes dosis del cine kinki, que tan famoso se hiciera a finales de los 70 y principios de los 80 en nuestro país. Así pues vamos a conocer a nuestros protagonistas, que se ven envueltos en un apocalipsis con los muertos vivientes y con la semana santa de por medio.

Escrito por Claudio Cerdán, la trama nos cuenta como tras salir de la cárcel Juande, delincuente de raza gitana y apodado el Perrolobo,  se ve obligado a hacer un trabajo para la persona responsable de su estancia entre rejas. Para ello reclutará a su antigua banda formada por el Señorito, la Chunga, el Mosca, el Cani y el Matraca  Pero nuestro protagonista se guarda un as en la manga e intentará dar su propio golpe, a la vez que procurará dar esquinazo a dos personas relacionadas con su pasado y que desean su muerte.

Hay libros que uno no puede leerse en el momento de su publicación, ya sea por tener mucho acumulado o por dejar que se pase la fiebre por un título en concreto por citar dos ejemplos. Esto es lo que ocurre con la entrada de hoy. Si bien ya había leído otras reseñas y opiniones de la gente, decidí esperar un poco hasta poder hincarle el diente. Y, como se suele decir, la espera ha merecido la pena. Este título ha cumplido las expectativas que tenía puesto en él.

Una de las características de la novela, y que puede chocar en un principio es su narración no lineal. Del capítulo 1 se pasa al preludio, para luego volver al 2 etcétera. Esto, lejos de resultar lioso, hace que la trama se siga con atención ya que hay giros que se desvelan una vez se ha leído el episodio correspondiente.

El ambiente que nos presenta Cerdán es el típico de las cintas del cine kinki. Apenas hay lugar para las buenas personas y la delincuencia, la corrupción policial, las drogas y la violencia forman parte del día a día de cada uno de los personajes. El ambiente en el que se mueven los protagonistas es marginal, donde la única manera de sobrevivir es siendo más duro que los demás y teniendo más cojones que tu enemigo. Todos aquellos que quieran huir de este mundo son mal vistos por los delincuentes habituales.

Los protagonistas, salvo dos personajes, son criminales y con un pasado delictivo detrás. No tienen nada a lo que aferrarse, salvo a un presente bastante oscuro que no hace sino tornarse más negro con la invasión de los muertos vivientes, hasta que el regreso de el Perrolobo les hará seguir adelante y afrontar con otro ánimo su futuro inmediato. Y pese a ello, el autor consigue hacer que desarrollemos simpatía e incluso lástima por ellos, tal y como hicera Rob Zombie al final de Los renegados del diablo. A pesar de que sus acciones distan mucho de ser nobles y están teñidas de violencia.
El Perrolobo es un personaje sin apenas escrúpulos, marcado por un pasado violento y con una única posibilidad de redención en la figura de su hijo. Y no piensa desaprovecharla.

El sentido del humor negro, en ocasiones negrísimo, es uno de los elementos esenciales en la trama. Los golpes de humor están bien medidos, y van desde la parodia del género a frases cortantes que parecen salidas de cualquier film de Tarantino o del cine de acción protagonizado por los duros del género.
Pese a que es una obra ligera, el autor nos regala algún instante que otro bastante crudo, y nos recuerda que, en no pocas ocasiones, los verdaderos monstruos no provienen del infierno o poseen un carácter sobrenatural. Y es que muchas veces los seres humanos son capaces de cometer las mayores atrocidades.

A lo largo de la novela el autor va soltando diversos homenajes, teñidos de una buena dosis de parodia, a obras de compañeros de letras, grandes marcas comerciales o a cintas del género zombi estrenadas en nuestro país. Estos guiños sirven para que la trama avance, y no están por estar ni se realizan de forma gratuita. A lo largo de sus páginas nos encontramos, entre otros guiños,  con cierto padre con afinidad con los muertos vivientes, a dos antiguos amigos ahora enemigos o cierto edificio donde ha tenido lugar una plaga de muertos vivientes.

También hay que destacar la labor de documentación llevada a cabo por el autor, a la hora de recopilar información sobre el funcionamiento de una maquina de una cantera y en el uso del idioma caló que habla el Mosca, uno de los miembros de la banda de Perrolobo.

En definitiva, una obra que hará las delicias de los amantes de la literatura Z.

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