miércoles, 1 de marzo de 2017

libro: Misión eliminar al nuevo mesias

La religión supone un tema peliagudo a la hora de ser objeto de mofa o burla. Baste recordar los quebraderos de cabeza que tuvieron los Monty Python cuando estrenaron La vida de Brian. Ciertos sectores de la población no llevan bien que la deidad a la que veneran sea parodiada o usada como parodia. Y es precisamente la religión la base sobre la que se asienta la entrada de hoy, un libro en el que ángeles, demonios y Dios son parodiados por el escritor en un libro con mucho humor negro. Desde aquí dar las gracias al autor por hacerme llegar un ejemplar de cortesía con el que poder hacer la reseña de hoy.

Escrito por Maiquel Da Costa la novela nos cuenta como Lucio, un demonio menor es enviado por Satanás a Madrid con la misión de eliminar al Mesías. Salvo que él es ella, se llama Eva es bajista del grupo deathcore Cerebros lobotomizados y se gana la vida como tatuadora. Para tener éxito en su misión Lucio contará con la ayuda de un grupo heavy llamado Moradores de Helheim e intentará evitar al padre Ezequiel, que cuenta con la habilidad de ver a los demonios y que será ayudado por un grupo de doce ancianos feligreses.

Como se puede comprobar por el argumento, las situaciones disparatadas, las dosis de humor negro, el lenguaje soez, la sangre, la violencia y unas gotas de sexo son los ingredientes utilizados por el autor a la hora de narrar las diversas peripecias por las que pasan tanto los personajes principales,como aquellos que aparecen en los pequeños capítulos autoconclusivos que sirven de intermedio a la trama principal.

Antes de proseguir con el análisis decir que este no es un libro apto para todos los públicos. Si sois sensibles a los temas de religión u os sentís ofendidos cada vez que se hacen bromas acerca de vuestras creencias, mejor no lo leáis. De lo contrario echaréis sapos y culebras por vuestra boca, es un libro que puede herir vuestra sensibilidad. Como muestra un botón: el autor nos presenta a Dios bebiendo mojitos y que no trata del todo bien a San Pedro.

El autor utiliza un lenguaje ágil a la hora de describir las situaciones y de dar vida a sus  personajes. Nos presenta a Lucio como un demonio menor, hasta en el infierno hay clases, con unos poderes básicos y que hará lo que sea para escalar en la escala de poder del averno. Visto de este modo es un trepa que hará lo que sea con tal de obtener más poder, por ello cuando se le encomienda la misión de matar al Mesías pese a las dudas iniciales la acepta, sin imaginar como cambiará su vida desde el momento en que lo haga. A medida que avanza la trama, Lucio demostrará tener su pequeño corazoncito a pesar de que en no pocas ocasiones desate su poder, bien sea para putear al personal, por interés propio o al sacar su furia en los primeros compases del libro al no localizar a su objetivo.

En lo que respecta al personaje de Eva es un personaje que poco a poco irá siendo consciente de lo que alberga en su interior, lo que le acarreará no pocos problemas y situaciones que no podrá explicar. Eva es un personaje que viste una coraza invisible, todo lo que aparenta es fachada y pese a su carácter demuestra ser alguien sensible y que necesita mucho cariño.

Pero son los componentes de la banda de satánicos metaleros los que tienen para si los mejores golpes de humor. Tres perdedores que ven la oportunidad de sus vidas al ayudar a Lucio en su misión. Son unos personajes a los que resulta complicado no cogerles cariño, unos secundarios que cada vez que hacen acto de aparición roban el protagonismo a los personajes principales.

Dentro del libro encontramos pequeños capítulos protagonizados por algunos de los personajes más sangrientos de la historia de la humanidad. De esta forma Enrique VIII, Hitler que trabaja como dependiente en el  Mcdonalds del infierno o Nerón son objeto de burla por parte del autor. Estos episodios cargados de humor negro, nos hacen querer saber más sobre ellos una vez hemos leído como es su vida en el universo de ficción que ha creado el autor.

A medida que avanzaba en su lectura no podía dejar de acordarme de Buenos presagios, novela escrita por Neil Gaiman y Terry Pratchett y de El día de la bestia, película dirigida por Alex de la Iglesia. Ambas obras sin duda han inspirado al autor a la hora de escribir su novela, ya que el punto de partida de su libro y algunos puntos del argumento guardan similitudes con ambas creaciones.

El libro resulta entretenido y cumple con el objetivo de hacer pasar un buen rato a todos aquellos que se acerquen al mismo.

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