sábado, 15 de octubre de 2016

libro: Los nombres que jamás serán pronunciados

Hay ocasiones en las que uno posterga la lectura de un libro. Bien sea por que se acumulan, no sabe si lo tiene prestado o porque tal vez su densidad de páginas le echa para atrás en un primer momento. Este es el caso de la entrada de hoy, en el que estos tres factores se dieron la mano. Pero una vez que uno comienza a leerlo queda atrapado entre sus páginas y cautivado por una trama que, pese a ser un thriller, trata un tema que por desgracia hasta hace poco tuvo un gran calado social como fue el de los niños robados y su venta a matrimonios adinerados.

Escrito por Alicia Huerta, siendo este su segundo trabajo tras su debut en el mundo literario con Delirios de persecución, la trama nos cuenta como siendo una adolescente Silvia fue secuestrada junto con Beatriz en el Madrid de finales de los años 60. Lejos está la joven de imaginar el cambio que esto supondría para su vida, que le llevaría a trabajar como espía y a codearse con la alta sociedad de la época, tanto nacional como extranjera.

Este es a grandes rasgos el argumento. Por supuesto que no lo he desvelado del todo para que así los lectores que se acerquen a este libro, se sorprendan con algunas de las sorpresas que la escritora tiene reservadas. Tratar un tema tan peliagudo y que sigue levantando ampollas como es el del robo de niños no parecía un tema fácil de abordar o de tratar en un libro, pero Alicia consigue salir airosa de la situación.

El libro está dividido en dos partes. En la primera de ellas narrada en primera persona por Silvia, la protagonista nos cuenta los sucesos que vivió y que llegan justo hasta el asesinato de Carrero Blanco. Sus primeros pasos como espía, su relación con personas que tendrán su importancia en el devenir de los acontecimientos posteriores narrados en la segunda parte o el cambio de niña a mujer serán tan solo algunas de las partes que aquí serán descritas.

En la segunda, la autora cambia a la tercera persona para continuar la historia tras un salto temporal de un par de décadas. Aquí los interrogantes que no tuvieron respuestas en la primera parte, quedan resueltos y en donde el drama queda un poco por encima del suspense, sin que este se vea superado del todo en el computo global del libro.

La novela es como esas famosas muñecas rusas, las Matrioskas, en el que dentro de una había otra más pequeña. Así es como funciona este libro, con cada nuevo secreto, cada nuevo capítulo, nos adentramos más en la historia hasta llegar al núcleo de la misma.

Alicia hace uso de una narrativa y un lenguaje sencillo, pero a la vez eficaz, que consigue mantener a los lectores en tensión a medida que los acontecimientos se van sucediendo. El retrato que hace de los personajes, en los que en su mayor parte tienen un secreto que ocultar, puede resultar un reflejo de la sociedad española de la época en la que había secretos que era mejor que no fueran desvelados. Y en donde los ricos hacían gala de su poder para hacerse con lo que quisieran, sin que los pobres pudieran hacer nada para impedirlo.

La carga dramática que posee el libro, consigue emocionar sin que llegue a convertirse en empalagoso. Y el suspense, que a partir de un determinado momento se convierte en un whodonit, consigue mantener a los lectores en alerta en espera de cualquier pista que les pueda ayudar a resolver el crimen, pese a que este no sea una parte esencial dentro de la novela y quedando resuelto a pocas páginas del final.

Una novela recomendada si os gustan aquellos libros que posean un tema social que es denunciado bajo una premisa de suspense.



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