Dirigida por Norberto Ramos Del Val, y con guión de Pablo Vázquez la trama es la siguiente: Marieta, rol de Alba Messa, es una actriz que se está preparando para interpretar a una drogadicta. Para ello su coach Sara, con los rasgos de Silma López, le consigue que una yonki llamada Eli, papel de Ana Rujas, vaya a casa de la primera. Poco imaginan las mujeres que la visita cambiará sus vidas para siempre.
Una muy buena obra que tuve la oportunidad de ver el pasado Viernes, al día siguiente de ver a Ana Rujas el Jueves. Si bien ya había visto juntas a Ana y Alba en las cintas de Norberto Faraday y Summertime, así como en su blog de Fotogramas Between the sheets en algunos videos que hacían juntas, esta era la primera vez que las veía en directo y juntas. Y la química que hay entre ellas es innegable, y Silma no se queda atrás a la hora de dar la replica a estas intérpretes.
En la obra, de una duración ajustada de 15 minutos, hay tiempo para el drama y la comedia. Si bien al principio el humor hace acto de presencia, todo da un giro de 180º cuando un suceso hace que la situación cambie y la tragedia haga acto de presencia, haciendo que la risa se quede congelada en la cara de los espectadores.
Antes de empezar a hablar de las actrices, primero hablar de su director. Norberto no lo hace nada mal para venir del terreno del cine. Sabe como dirigir a las actrices y hacer que las tengamos cariño a las primeras de cambio. A ello ayuda que con algunas de ellas les una amistad, lo que sin duda hace que las actuaciones fluyan mejor y las intérpretes den lo mejor de si mismas a la hora de encarnar a sus personajes. Ojalá en un futuro le veamos dirigiendo más obras. Mi más sincera enhorabuena.
Llega el turno de las actrices. En primer lugar hablaré de Alba, de nuevo en esta ocasión vuelve a interpretar un rol de comedia, terreno en el que han estado ubicadas sus dos últimas obras de microteatro, si bien en los últimos compases de la representación tiene que abordar un rol algo más dramático. Su papel es el de una chica inocente y con un gran corazón, y que solo busca encontrar su gran oportunidad.
Es el turno de Silma. Esta era la primera vez que veía a la actriz, y espero que no sea la última. Su papel, si bien en un primer momento es ligero, poco a poco se va tornando en algo más oscuro. Somos testigos a lo largo de la representación como va evolucionando junto con el personaje de Alba, y ninguna de las dos vuelve a ser la misma después de la visita del personaje de Ana.
Y por último, pero no por ello menos importante, es la hora de hablar de Ana. Su caracterización como yonki me impresionó, y más después de verla en un rol completamente distinto en Hijas de la gran puta. Con un poco de maquillaje, los andares lentos, el arrastre de pies, los temblores típicos de los drogadictos y cambiando un poco su voz, hace una interpretación más que creíble de una consumidora habitual de estupefacientes.
Con una decoración minimalista, imitando el apartamento en el apartamento en el que vive el personaje de Alba, se vuelve a demostrar que no hacen falta grandes decorados para meter a los espectadores en situación. Y de nuevo queda claro que lo bueno si breve dos veces bueno. Y si encima, al principio de la obra el personaje de Alba interactúa con el público, se consigue que la audiencia se sienta una parte más de la representación.
El final, que por supuesto no voy a desvelar, se puede describir de agridulce. Si bien el destino de dos personajes queda abocado a un mundo de consumo de drogas, también nos da a entender, al menos en mi opinión, de que estos dos personajes pueden iniciar una relación de amistad que no habían conocido hasta entonces ninguna de ellas.
Cómo viene siendo habitual, no pude sacar fotos de la representación, pero si que pude hacerme una con las protagonistas una vez acabada la obra y que os pongo a continuación. Por supuesto dar las gracias a las actrices por su amabilidad a la hora de hacerse la instantánea:
Espero que os haya gustado la entrada de hoy.
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